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Autismo e integración sensorial: un vínculo invisible que cambia todo
- 16/06/2025
- Publicado por: Tom P
- Categoría: Blog

Cuando un niño recibe un diagnóstico de autismo, muchas familias sienten que al fin tienen una respuesta. Pero pronto aparece una nueva pregunta:
¿Por qué reacciona así a ciertos ruidos, texturas o movimientos?
Lo que muchas personas aún desconocen es que más del 80 % de los niños con TEA presentan también dificultades de integración sensorial. Y esta relación no es casual: los sentidos y el cerebro están profundamente entrelazados.
Ver el mundo con otro cuerpo
Imagina caminar por la calle sintiendo que cada luz es un flash, cada sonido un estruendo, cada roce una descarga. Para muchos niños en el espectro, esa es su experiencia cotidiana.
No es miedo. No es capricho. Es su forma de percibir el mundo.
La integración sensorial es el proceso mediante el cual el cerebro organiza la información que recibe del cuerpo y del entorno para dar respuestas coherentes.
Cuando este sistema no funciona adecuadamente, el niño puede parecer distraído, desbordado, torpe o desinteresado. Pero en realidad está intentando sobrevivir a un mar de estímulos que no logra procesar.
Hipersensibilidad, hiposensibilidad… o ambas
Algunos niños no soportan etiquetas en la ropa, lloran con el sonido del secador o se tapan los oídos en el supermercado. Otros parecen no reaccionar ante el dolor, buscan chocar o morderse, y necesitan moverse constantemente.
Muchas veces, estas señales se presentan antes que las dificultades del lenguaje o la interacción social. Y sin embargo, siguen siendo invisibles para muchos adultos.
Un mismo niño puede ser hipersensible al sonido, pero hiposensible al movimiento. Estas reacciones no se ven igual todos los días, ni en todos los contextos.

No es un trastorno aislado: es parte del perfil
Desde 2013, los criterios diagnósticos del autismo (DSM-5) incluyen explícitamente los comportamientos sensoriales atípicos. Esto significa que ya no hablamos de “problemas añadidos”, sino de una característica central del TEA.
Comprender esto permite acompañar al niño con más empatía. Cuando un niño “se porta mal”, tal vez solo está luchando por regular lo que siente.
🔗 Profundiza en este tema en nuestro Módulo TEA – Sección 1: ¿Qué es el TEA?
¿Cómo actuar desde casa?
La intervención sensorial no es exclusiva de los terapeutas. Los padres también pueden observar, adaptar y acompañar.
A través de juegos, rutinas visuales, pausas sensoriales y pequeños ajustes, podemos cambiar por completo el día a día del niño.

En Incluimos, te guiamos paso a paso para:
- Observar los comportamientos sensoriales,
- Comprender sus causas,
- Y adaptar el entorno sin estrés.
🔗 Descubre herramientas prácticas en la Sección 3: Intervenir con respeto y eficacia
La espiral sensorial: aprender a través del cuerpo
Cada vez que el niño trepa, rueda, salta, se balancea o se cubre los oídos, su cuerpo aprende. Aprende a conocerse, a regularse, a confiar.
Ese aprendizaje no es lineal, es espiral: vuelve, se repite, se afina.
Por eso, lo llamamos la Espiral Sensorial: una secuencia de sensaciones, respuestas, ajustes y memoria corporal que construye la base de todos los aprendizajes.
🔗 Visualízalo en nuestra Espiral interactiva del desarrollo
